A ver, supuestamente es la mar la que tendría que infundirnos temor, ¿no? Y más la nuestra, que es, por naturaleza, procelosa. Eso es al menos lo que nos han enseñado los viejos marineros. Ellos son los que más la admiran, los que más disfrutan entre sus aguas, pero te lo advierten, también hay que respetarla, porque ella es la que tiene el poder de convertir nuestras travesías en momentos de placer o en pesadillas de alta mar. Pero hoy me arriesgo a negar esta propagada idea
(RÁFAGA)
Me he dado cuenta que hay espacios en los que la incertidumbre es aún mayor, y nunca, nunca, sabes que te puedes encontrar. Piensa un poco… si atracamos en tierra firme, en una ciudad cualquiera, de un continente cualquiera… ¿qué encontramos? ¡Calles! Laberintos y laberintos de calles. Pueden ser estrechas o anchas, pero todas están aprisionadas entre edificios que aparecen y desaparecen, entre plazas abarrotadas de historias, de artistas de la vida, de momentos de alegría y tristeza…,
(RÁFAGA)
Entre todos esos elementos callejeros, el que más temor me produce… son ¡¡las esquinas!! Acostumbrados como estamos a avistar desde la cofa cualquier novedad que aparezca por el infinito, me resulta casi amenazante no saber lo que se esconde detrás de cada uno de estos ángulos.
(RÁFAGA)
Mmm… preparémonos hoy para cruzar este laberinto de asfaltado suelo. Con mapa en mano, y a pie de calle, iremos torciendo en cada una de estas esquinas, a la derecha, a la izquierda,.. Da igual por dónde pasemos porque en todas ellas nos sorprenderán nuevas historias, con las que soltaremos sonrisas o lágrimas. Lo importante es que al final, seguro, el cartel de salida será el mismo que anuncie la llegada a nuestra utópica Ciudad Invisible.
(RÁFAGA)
Me he dado cuenta que hay espacios en los que la incertidumbre es aún mayor, y nunca, nunca, sabes que te puedes encontrar. Piensa un poco… si atracamos en tierra firme, en una ciudad cualquiera, de un continente cualquiera… ¿qué encontramos? ¡Calles! Laberintos y laberintos de calles. Pueden ser estrechas o anchas, pero todas están aprisionadas entre edificios que aparecen y desaparecen, entre plazas abarrotadas de historias, de artistas de la vida, de momentos de alegría y tristeza…,
(RÁFAGA)
Entre todos esos elementos callejeros, el que más temor me produce… son ¡¡las esquinas!! Acostumbrados como estamos a avistar desde la cofa cualquier novedad que aparezca por el infinito, me resulta casi amenazante no saber lo que se esconde detrás de cada uno de estos ángulos.
(RÁFAGA)
Mmm… preparémonos hoy para cruzar este laberinto de asfaltado suelo. Con mapa en mano, y a pie de calle, iremos torciendo en cada una de estas esquinas, a la derecha, a la izquierda,.. Da igual por dónde pasemos porque en todas ellas nos sorprenderán nuevas historias, con las que soltaremos sonrisas o lágrimas. Lo importante es que al final, seguro, el cartel de salida será el mismo que anuncie la llegada a nuestra utópica Ciudad Invisible.
FUNDIR CON CALLEJERO DE LA QUIMERA
No comments:
Post a Comment