Friday, August 10, 2007

Cuaderno 10 de Agosto

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE

Querido Cuaderno: hoy las fuerzas me fallan para continuar el viaje. Me he despertado al alba porque la procelosa mar no dejaba de bramar en mi oído. Parecía querer advertirme, a gritos, de que esta jornada no tendría nada de normal…
(RÁFAGA)
Me tiemblan las piernas. Cuando salgo a cubierta, mis canijos tobillos comienzan a moverse sin ton ni son, y reacciono como niña asustadiza corriendo hacia el camarote, como si meterme entre cuatro paredes me protegiera de no sé qué futuro incierto.
Y es que no entiendo qué me pasa hoy, que respirar la brisa marina, ese aroma de libertad, hace que recorra mi cuerpo una desazón angustiante. Influye también ese eterno horizonte que nunca desaparece de la retina… dios, ¿cómo no estremecerse ante lo que pueda ocurrir detrás de esa fina línea?
(RÁFAGA)
Pero esta repentina fobia a los espacios abiertos no me nubla la razón. Soy consciente de que refugiarme en las entrañas del barco no me protege de nada ni de nadie. Porque la dura realidad es que no sé qué misterios oculta este armazón de madera, y haberlos haylos. De hecho, en ocasiones temo que esta nave no haya sido más que un barco fantasma, del cuál todos conocen, todos han oído hablar, pero que ninguno ha llegado a ver.
(RÁFAGA)
Querido Cuaderno: La quimera ha podido conmigo… quizá no sea capaz de superar este viaje espacio-temporal… y eso que intento echar raíz con fuerza en cada rincón del camarote…, pero si al final ocurre… si desaparezco… en tus ondas hertzianas dejo constancia de mi paso por esta casa de alta mar… de la que sólo espero que no se convierta en Holandés Errante, y que algún día su ancla consiga aferrarse en el puerto de mi más que nunca deseada Ciudad Invisible.
FUNDIR ENTRE LAS PAREDES DEL SONIDO

Thursday, August 09, 2007

Cuaderno 09 de Agosto

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE

A ver, supuestamente es la mar la que tendría que infundirnos temor, ¿no? Y más la nuestra, que es, por naturaleza, procelosa. Eso es al menos lo que nos han enseñado los viejos marineros. Ellos son los que más la admiran, los que más disfrutan entre sus aguas, pero te lo advierten, también hay que respetarla, porque ella es la que tiene el poder de convertir nuestras travesías en momentos de placer o en pesadillas de alta mar. Pero hoy me arriesgo a negar esta propagada idea
(RÁFAGA)
Me he dado cuenta que hay espacios en los que la incertidumbre es aún mayor, y nunca, nunca, sabes que te puedes encontrar. Piensa un poco… si atracamos en tierra firme, en una ciudad cualquiera, de un continente cualquiera… ¿qué encontramos? ¡Calles! Laberintos y laberintos de calles. Pueden ser estrechas o anchas, pero todas están aprisionadas entre edificios que aparecen y desaparecen, entre plazas abarrotadas de historias, de artistas de la vida, de momentos de alegría y tristeza…,
(RÁFAGA)
Entre todos esos elementos callejeros, el que más temor me produce… son ¡¡las esquinas!! Acostumbrados como estamos a avistar desde la cofa cualquier novedad que aparezca por el infinito, me resulta casi amenazante no saber lo que se esconde detrás de cada uno de estos ángulos.
(RÁFAGA)
Mmm… preparémonos hoy para cruzar este laberinto de asfaltado suelo. Con mapa en mano, y a pie de calle, iremos torciendo en cada una de estas esquinas, a la derecha, a la izquierda,.. Da igual por dónde pasemos porque en todas ellas nos sorprenderán nuevas historias, con las que soltaremos sonrisas o lágrimas. Lo importante es que al final, seguro, el cartel de salida será el mismo que anuncie la llegada a nuestra utópica Ciudad Invisible.
FUNDIR CON CALLEJERO DE LA QUIMERA

Wednesday, August 08, 2007

Cuaderno 08 de Agosto

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
Que conste que lo advertí. Dejé constancia de la situación en la que nos encontrábamos hace pocos días. Son jornadas estivales, y por naturaleza son diferentes a las del resto del año. Ya sabes, hemos tenido otros viajes parecidos a los de hoy. De repente llega una tarde apacible en la procelosa mar de las ondas hertzianas,… a esta tripulación sólo le falta una excusa para hacer sonar la música… ¡aja! nuevos galeotes a bordo… que mejor que una bienvenida…
(RÁFAGA)
Enseguida nos ponemos a organizar la fiesta: limpiamos cubierta, colgamos farolillos de mástil a mástil, de la bodega subimos barriles de vino y los colocamos a lo largo de la eslora,… increíble, en una pequeña porción de espacio-tiempo hemos creado toda una discoteca de alta mar.
(RÁFAGA)
Siguiente paso y el más importante, rellenar el éter del sonido con música. Como no conocemos muy bien los gustos de nuestros nuevos remadores, hemos decidido crear varios ambientes, diferentes estilos…
En la proa, y a petición del capitán, un escenario con actuaciones de artistas del golfo, … del golfo de México, que no golfos de México…
En la otra punta, en el castillo de popa, los mejores sonidos traídos de los mares del sur hispano. La guitarra y el taconeo harán temblar toda la cubierta.
Y en contraste… para todos los marineros del futuro, la electrónica a ritmo de bits en los camarotes más sudorosos de esta nave…
(RÁFAGA)
Bueno, yo creo que con esta animada travesía con la que inauguran barco los nuevos galeotes ya se pueden dar por satisfechos, bienvenidos ¡y hasta agradecidos! Yo lo que temo es que con tanto ruido ensordecedor se aleje aún más de nosotros la ya de por si lejana Ciudad Invisible.
FUNDIR CON MÚSICA, ¿MÚSICA?, ¡MÚSICA!

Tuesday, August 07, 2007

Cuaderno 07 de Agosto

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE
Ha llegado la hora. Hoy hacemos nuestro viaje más… espinoso. No tiene porque ser muy largo, ni extremadamente duro. Casi puedo asegurar que no libraremos batalla alguna, y que esta procelosa mar no traerá tormentas que pongan en peligro nuestro flote. Es más, tampoco sufriremos bajas en la tripulación porque ninguna enfermedad asolará la nave.
(RÁFAGA)
Ha llegado la hora. Esta travesía será complicada de afrontar porque nos conduce, de frente, hacia nuestra propia historia. Hoy nos sumergiremos en las entrañas de este galeón, y de muchos otros, para descubrir tesoros tan escondidos como ignorados. Una fortuna humana que durante siglos pobló las bodegas de barcos como éste. Una riqueza que valía su peso en oro, y que por oro se vendía. Podemos confundir sus oscuras pieles con el color de la madera, ah, pero nunca conseguiremos perder de vista el resplandor de los blancos diamantes que brotan de sus bocas. ¿Cuántas de esas sonrisas permanentes han viajado hacia un destino aún más incierto que el nuestro? Una, dos, tres… tres más tres… seis…
(RAFAGUILLA)
Ha llegado la hora. El minuto en el que dejarán de ser números, para convertirse en identidades, tan singulares cada una como plurales en su conjunto. Nuestras ondas hertzianas les brindarán hoy todo su espacio… y su tiempo.
(RAFAGUILLA)
Ha llegado la hora. El segundo en el que nos reencontramos con ellos en el fondo de este galeón, y juntos subimos a cubierta, ¡hasta la cofa!... Y ahora si,... ahora… desde lo más alto, ya podemos esperar con paciencia a que llegue ese día. A desembarcar en nuestra deseada, ay… no, no, hoy es su deseada, su anhelada, su tristemente utópica… Ciudad Invisible.
FUNDIR CON TRAZOS DE HISTORIAS DESEMPOLVADAS

Monday, August 06, 2007

Cuaderno 06 de Agosto

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE

Cuando nos embarcamos en una larga travesía los preparativos, normalmente, son más complicados que el viaje en sí. Atracamos en puerto alguno, y allí permanecemos varias jornadas, alejados de tabernas y otro tipo de ocios marineros, porque todo nuestro día se centra en dejar la nave a punto para la siguiente aventura.
(RÁFAGA)
Hacemos una labor casi de relojería, desmontamos todas las piezas: recoger velas, revisarlas, remendar jirones, limpiar cubierta, camarotes,… con tanto movimiento convertimos el puerto en una auténtica zona de obras con peligro de desprendimientos. Además también llenamos la bodega de provisiones (agua, harina, carnes saladas, como no, algo de vino),… se establece la hoja de ruta… nos aseguramos de llevar el cuaderno de bitácora… ¡ah! y por último, pero no por ello menos importante, no podemos zarpar sin abrillantar con esmero el mascarón de proa, izar bandera y elevar ancla.
(RÁFAGA)
Hoy regresamos de una de esas largas travesías. Un viaje espacio temporal transoceánico, cuyo destino era la orilla hispana del Atlántico, o viceversa… Hemos llegado sin más posesiones que esas ondas hertzianas características de nuestra procelosa mar. Pero de sus tierras, fértiles como pocas, hemos recogido muy buenas mercancías; productos sonoros, visuales, textuales… Riquezas algunas ya conocidas, y valoradas, en el viejo continente, y otras descubiertas en recientes conquistas.
(RÁFAGA)
Ay, ay, ay… en este regreso tenemos las bodegas tan llenitas de cultura latina que eso se nota, su peso hace que el barco se hunda más de lo normal, y que sea un deseado botín para piratas y corsarios. Con una mano en el remo y la otra empuñando espada, lucharemos para continuar llenando la nave de ideas con las que poblar nuestra aún no conquistada Ciudad Invisible.
FUNDIR CON CIERTA RUTA MARÍTIMA COMERCIAL

Friday, August 03, 2007

Cuaderno 03 de Agosto

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE

Si una virtud tiene que tener un gran capitán, esa debe ser la de tener buena vista. Puede no ser intrépido, no tener dotes de mando, o incluso, ¡no saber nadar! ... Pero lo que no le puede faltar, sin duda, son un par de buenos ojos avispados.
(RÁFAGA)
¿Qué porqué? Los ejemplos son numerosos. Primero, a la hora de comprar eficientes esclavos. Los futuros galeotes esperan resignados en fila a que ambas partes de este negocio lleguen a un acuerdo. Y para hacer una buena adquisición es importantísimo saber apreciar las dotes de cada hombre. Cualquiera de nosotros nos fijaríamos en sus brazos, en sus piernas, incluso en sus dientes, para ver si goza de buena salud. Sin embargo, un buen comprador de esclavos lo que hace es mirarle fijamente a los ojos. A través de ellos descubrirá si en su interior tiene ese espíritu marinero, que es el que realmente le permitirá seguir remando en esta procelosa mar cuando las fuerzas flaqueen.
(RÁFAGA)
Ya metidos en cubierta, ¡cuán importante es saber avistar! ¡Oh!, imagínense por un momento, un capitán ciego. Los hay cojos, que incluso gozan de buen prestigio y de fama aterradora. ¿Pero ciego? Dónde se ha visto capitán alguno que no pueda vocear “barco pirata”, porque no ve ni la nave, ni el pirata. ¡Ay, no! imposible. Debe poder reconocer, con catalejo o sin él, cualquier bandera negra que se acerque a través de las ondas hertzianas, aún estando a varias millas. También debe poseer mirada analítica para descifrar los cambios de viento y marea, y mirada imponente para dar órdenes a la tripulación.
(RÁFAGA)
Pero la labor ocular más importante que desempeña, y para la que debe ser como gato en la noche, es atisbar, cuando llegue el gran día, esa utópica tierra prometida. Puede estar lejos o cerca, ser grande, ¡enorme!, o pequeña, minúscula como una miniatura. Aún así, él y sólo él, deberá reconocerla, y bajo el grito de “quimera a la vista”, nos avisará a todos de que, por fin, habremos llegado a nuestra deseada Ciudad Invisible.
FUNDIR CON MIRADA OSCURA DE GATO ALBINO

Thursday, August 02, 2007

Cuaderno 02 de Agosto

CUADERNO DE BITÁCORA DE LA CIUDAD INVISIBLE

Impresiona ver como cambian las travesías en verano. En jornadas frías son…yo diría que…extremadamente tranquilas. Las bajas temperaturas parecen dejarnos congelados. Los galeotes permanecen inmóviles en sus bancos de madera, y sólo se puede apreciar el movimiento, rítmico pero pausado, de sus brazos remando. En cubierta, el capitán se puede pasar horas en la proa, intentando avistar con su catalejo posibles enemigos. Y el resto de la tripulación se reúne en los camarotes, a buen resguardo, como si quisieran retener los pocos grados que aún permanecen en su piel.
(RÁFAGA)
Pero, ¡ay!, en verano. En estos meses presentes el sudor corporal se intensifica, hasta desprender “agradables” perfumes marineros. Y no sólo se debe a que la navegación se vuelve más ajetreada y se multiplican las batallas con naves piratas. Es, sobretodo, por el ritmo de fiesta que llevamos en la sangre. Es cómo si ésta se calentara con el implacable sol que reina sobre nuestras cabezas, y provocará unas ganas irrefrenables de actividad ociosa, de jolgorio. Organizamos comilonas, aullamos cánticos de grandes lobos de mar, bailamos de proa a popa… ¡Hasta las ondas hertzianas tiemblan con nuestras juergas!
(RÁFAGA)
Pero el clímax de la fiesta estival llega cuando se acercan los días festivos; días como hoy, en los que ya avistamos las señas de humo que nos hacen desde pueblos cercanos y, como si fuéramos indios, desciframos su mensaje. Hoy dejaremos atrás esta procelosa mar y uniremos nuestra fiesta a la que organizan en tierra firme. ¡A disfrutar se ha dicho!
(RÁFAGA)
Sólo nos asalta una duda,… si llegáramos a nuestro destino antes de que el astro rey dejara de calentar, ¿también nos encontraríamos en la utopía un mundo de actuaciones? ¿Existirá el reino de los festivales en nuestra ansiada Ciudad Invisible?


FUNDIR CON MAREJADA-MAREJADILLA FESTIVALERA